Stian estaba sentado en la barra de un bar, rodeado de sus amigos. Las conversaciones iban y venian mientras él se fijaba en la camarera que hablaba con ellos mientras les servía las cervezas.
Les estaba contando que ese bar era antes una asociación de comics. Sus palabras flotaban mientras Stian se fijaba en los numerosos tatuajes que adornaban su cuerpo y quedaban a la vista gracias a un escaso top de color negro. También tenía piercings y pendientes que, junto con el pelo de un color negro como la noche y extremadamente rizado que le caia sobre los hombros como un líquido oscuro que se sostuviera por un campo de gravedad propio, le daban un aspecto muy curioso.
A Stian le gustaba mirar como se movian sus pupilas, de las que parecían salir chispas luminosas que contrastaban con la sombra oscura con la que estaban adornador sus párpados.