Era uno de esos días en los que nos encerrábamos en la cueva para huir del calor del verano, había mucha carne para comer y mucho vino para beber.

Llevábamos reunidos desde el comienzo del mediodía, erámos muchos en un habitáculo demasiado pequeño. Las bromas y burradas verbales corrían en todas direcciones, todo el mundo reía y Thor, el perro, se paseaba de un lado a otro jugando con la gente.

La tarde avanzaba y seguíamos sin salir de la cueva. Era como si nos refugiaramos en ella de un mundo demasiado cruel y complicado.

Tras la comida, cayó sobre algunos la somnolencia. Estaba en la parte más profunda de la cueva con Dama y decidí salir a tomar el aire. Sonreí al ver como muchos de nosotros se tiraban al río para combatir el calor, salpicaban a Thor y jugaban a luchar entre ellos en el agua. Era muy agradable verles disfrutar de un momento de total despreocupación, libres de los habituales ceños fruncidos y con un brillo de luz en los ojos.

Después de observarles un rato me giré, dispuesto a regresar al interior con Dama. Avancé unos metros y fue entonces cuando vi a Iris en una de las camas de paja. Se había quedado dormida con los brazos cruzados sobre el pecho.

No pude evitar quedarme parado a observar como dormía. El ritmo de su respiración era increiblemente calmado. Observé su cabello, castaño y liso, sus párpados cerrados, sus labios, sus brazos, su cintura... Me dió miedo que despertara y me descubriera observándola de esa forma, o que alguien pasara y me viera, pero me gustaba verla dormir.

Quizás lo más curioso de todo es que en su rostro se dibujaba una expresión de seriedad y nostalgia. Me pregunté qué podría estar persiguiendola en sueños.

Al fin fui capaz de dejar de estar embobado frente a ella e irme a hablar con Dama, pero no olvidé la expresión del rostro de Iris.


Lo que Stian no vió es que Oddi había entrado en la cueva poco después que él, empapado de agua de río y sujetando a Thor por el collar, y había sido testido de todo el proceso de observación.

0 comentarios:


Lectores/as

Oscar Wilde

"Conciencia y cobardía son la misma cosa, solo que conciencia es el nombre comercial."

"Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho."

"El único amor consecuente, fiel, comprensivo, que todo lo perdona, que nunca nos defrauda, y que nos acompaña hasta la muerte es el amor propio."

"Puedo resistir todo, excepto la tentación."

Epicuro

" ¿Dios está dispuesto a prevenir la maldad pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿No está dispuesto a prevenir la maldad, aunque podría hacerlo? Entonces es perverso. ¿Está dispuesto a prevenirla y además puede hacerlo? Si es así, ¿por qué hay maldad en el mundo? ¿No será que no está dispuesto a prevenirla ni tampoco puede hacerlo? Entonces, ¿para qué lo llamamos Dios? "

"El cuerpo, en lances de amor, es parte indispensable del alma."

"Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que nos reportan felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo poseemos todo y, si nos falta, hacemos todo lo posible para obtenerla."

House


"He aquí un axioma sobre la condición humana, todo el mundo miente. La única variable es sobre qué".